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Recorrido del fuego olímpico por Veracruz.

28 septiembre 2012

Crónica del recorrido del fuego olímpico por territorio veracruzano, realizado entre el domingo 6 y el miércoles 9 de octubre de 1968. Fue publicada en Hispano Americano el 14 de octubre de 1968, sin embargo por el texto se deduce fue escrito el 9 de octubre, al salir la antorcha del estado de Veracruz. Desafortunamente no se logro saber el nombre del autor.

El texto tiene unas omisiones entre ellas destaca el olvido de decir que María Mosxoliou, actriz griega que encendió el fuego en Grecia, fue la encargada de hacer lo mismo al encender el pebetero en el palacio municipal de Veracruz. Igual se equivoca en el nombre de dicha actriz al poner María Molkuyo.

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LA RUTA DEL FUEGO OLÍMPICO.

Bella imagen de un nadador veracruzano en la travesía del fuego olímpico entre el cañonero «Durango» y el muelle de la T en el Malecón jarocho. Foto: Memoria (1)

Después de haber cubierto la misma ruta que Cristóbal Colón recorrió para descubrir América en 1492, la antorcha portadora del fuego olímpico hizo su arribo a tierra mexicana por el puerto de Veracruz el domingo 6, a bordo del  cañonero Durango, que la trajo desde San Salvador, escoltado por el cañonero Querétaro.

Luego, 17 nadadores en relevos de 50 m. condujeron la antorcha hasta el muelle de la Armada, en cuyos alrededores había más de 70,000 personas. El nadador Carlos Moreno, último relevo subió una escalerilla portando el fuego olímpico y lo entregó al Sub-Srio de Marina, ViceAlm. Antonio Aznar Zetina, y éste encendió la antorcha que tenía el gobernador del estado, Lic. Fernando López Arias, quien a su vez la dio al corredor Román Uriel García, para que fuera llevada en relevos hasta el Estadio Deportivo de la ciudad veracruzana.

Allí, ante la presencia de 26,000 personas, el joven Carlos Díaz encendió el pebetero, que es una réplica del brasero de Tláloc. Todo resultó cronométrico: la llegada del Durango a las 3:30 pm, el arribo al malecón a las 4:40 pm y, a las 5 pm en punto, al estadio, sin ningún incidente. Después hubo un programa artístico para festejar la llegada del fuego del Olimpo.

Primero, el gobernador López Arias izó la bandera nacional. Simultáneamente, el presidente municipal de la ciudad izó la bandera con el escudo de Veracruz; el supervisor general de la ruta de la antorcha, Lie Juan Manuel Gallástegui, hizo lo propio con la enseña griega, mientras que Aznar Zetina y el comandante de la XXVI Zona Militar, Gral Modesto A. Guinart, izaron las banderas olímpicas. Se lanzaron al aire centenares de palomas y de globos. Fue cantado el himno nacional.

A continuación, el gobernador López Arias pronunció un discurso alusivo “La antorcha que en este día arde al contacto del oxígeno de este litoral –dijo FLA-, tiene un hondo simbolismo para los hombres de todos los rumbos, de todos los continentes, de todas las islas, de todos los paralelos y los meridianos.”

Un corredor encendió la antorcha y en relevos fue conducida al Palacio Municipal, allí donde se estableció el primer Ayuntamiento de América. La recibió el alcalde Mario Vargas Saldaña, a quien acompañaban todos los ediles. Quedó allí depositado el fuego olímpico para que, luego de ser velado, al día siguiente, a las 7 am, saliera con destino a la capital de la entidad, Jalapa de Enríquez, en su ruta hacia el pebetero de la Ciudad Universitaria.

Danzas y escenografía en el Estadio Xalapeño, el 7 de octubre de 1968. Fuente: Memoria (1)

Rumbo a Jalapa. La primera etapa de la histórica jornada de conducir el fuego olímpico de la ciudad de Veracruz a México, DF, se cumplió el lunes 7, cubriendo los 112 km de la ruta al llegar a Jalapa de Enríquez. Cada uno de los corredores – 117 en total – , a su paso por los pintorescos pueblos de la tierra veracruzana, era objeto de aplausos y vítores. Al frente de los corredores, atletas de la región, avanzaba una descubierta de motociclistas de la Dirección de Tránsito del DF, que abría el paso a la columna. Los corredores cubrían su etapa de 1,000 m cada uno, después de lo cual entregaban el fuego olímpico al compañero deportista en turno, y así sucesivamente, hasta el final de la primera etapa. Un autobús recogía a los jóvenes una vez terminada su misión. En el vehículo se les proporcionaba agua fresca y comida.

Muchos fueron los pueblos por los que los atletas pasaron — Oveja, Tamarindo, Rinconada, Puente Nacional, etc — y en todos ellos eran aclamados por la multitud. A las 2:45 pm, la flama olímpica llegó a los suburbios de Jalapa. El corredor y el fuego fueron recibidos con vítores y aplausos.

El arribo del fuego al Estadio de Jalapa motivó expresiones de verdadera alegría. Presenciaban la emotiva ceremonia 10,000 personas. El gobernador Fernando López Arias, tomó la antorcha portadora del fuego, después de que el corredor Antonio Villanueva cubrió la última etapa. La joven María Molkoyu — sacerdotisa del Templo de Olimpo — (Nombre correcto: María Mosxoliou, actriz griega) encendió el pebetero. De allí, la flama fue conducida por otros dos corredores hasta el Palacio Municipal, donde fue velada en la noche. Luego, el pueblo se entregó a una pública.

Hacia Córdoba. «En nombre de los atletas de la etapa Jalapa- Córdoba, quiero hacerte entrega del fuego olímpico que significa un llamamiento a la amistad entre los pueblos de la Tierra, dentro de un marco de paz y amor. Por el honor que tuvimos de ser los custodios de él, te pido que todos los atletas de la siguiente etapa lo transporten, respeten y veneren, para la gloria del deporte universal.» Con estas palabras, el atleta Víctor Hugo Domínguez, de 17 años de edad, entregó el fuego, teniendo como escenario el bello pueblo de Fortín de las Flores, al corredor Héctor Villanueva, que participará en la competencia de los 3,000 m con obstáculos.

Después, los habitantes de Córdoba — ciudad de los 30 caballeros — dieron a la llama olímpica una grandiosa bienvenida. La mayoría de sus habitantes -65,000- se reunieron en la Plaza de Armas, donde fue instalado el pebetero. Este se encontraba en el edificio donde en el año de 1821 fueron firmados los Tratados de Córdoba, que consumaron la Independencia de México.

Encendido del pebetero en Córdoba, el 8 de octubre de 1968. Fuente: OEM (2)

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Camino a Orizaba. Sólo 45 minutos estuvo el fuego en Córdoba, para dirigirse inmediatamente a Orizaba, a donde llegó a las 9 pm del martes 8. Los orizabeños no podían quedarse atrás y su recepción al fuego del Olimpo fue apoteósica, llevándose a cabo la reunión en el Parque Deportivo ADO. En este lugar, el pebetero fue una versión estilizada de un maguey, cuyas pencas desbordan las orillas del recipiente para caer en círculos sobre el cuerpo de la pieza. Tocó encender el pebetero al corredor Sergio Morales.

Fuego puro. La pureza del fuego olímpico no puede perderse en ningún momento, aun en el caso de que una antorcha llegara a apagarse. Vienen en la comitiva cuatro lámparas especiales a prueba de aire y de agua, en las que arde una llamita tomada del pebetero de Hostia, en Olimpia. De allí volvería a tomarse el fuego, en caso necesario. Por otra parte, el combustible usado, garantiza no sólo la conservación de la llama, sino también la duración de la misma, en un tiempo mínimo de seis minutos. Es un combustible sólido fabricado por técnicos mexicanos que no produce vapores tóxicos; es inocuo en su manipulación y da lugar a una hermosa llama rojo-naranja que con ondula al más breve estimulo del aire.

Etapas finales. El miércoles 9, la llama fue trasladada de Orizaba a Puebla, cruzando una agreste región llena de sinuosidades topográficas de increíble belleza. Los poblanos tenían preparado un gran homenaje para recibir el fuego luego de que recorriera los 227 km que separan a las mencionadas ciudades.

Finalmente, el viernes 10, en el ocaso, la llama arribaría a San Juan Teotihuacán, donde se estaba preparando uno de los más fastuosos recibimientos. Descansaría la flama en la Ciudad de los Dioses en espera de ser llevada al Estadio Olímpico de la Ciudad Universitaria para con ella, prender el pebetero que arderá durante los juegos.

Fuente: Hispano Americano, pp. 81-82, 14 de octubre de 1968.

El fuego olímpico recorriendo el territorio veracruzano. Fuente: Memoria (1)

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Feuntes:

(1) Memoria de los Juegos Olímpicos de México 1968, México: Comite Organizador de los Juegos Olímpicos de México 1968, vol. 2. Biblioteca digital del ITESM.

(2) Organización Editorial Mexicana (OEM)

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Notas relacionadas:

El Fuego Olímpico de 1968 en Veracruz (Resumen)

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3 comentarios leave one →
  1. Carmen Valerio permalink
    9 May 2014 12:03

    Cabe mencionar que 1968 fué la primera ocasión que el fuego olímpico viajaba a América y que el buque que escoltó al Durango, de San Salvador a Veracruz, fué el Guanajuato, hoy barco museo fondeado en Boca del Rio. También por primera vez en la historia el fuego fué conducido por un relevo de nadadores, en la bahía de Veracruz; hechos que se encuentran destacados en una placa de marmol en el museo olímpico de Lausana.
    El último de los 17 nadadores campeones Veracruzanos y que arribara a tierra con la llama, fué el capitán del equipo olimpico mexicano de natación, Eduardo Moreno Loyo.
    Esto se encuentra referenciado en una placa de bronce, colocada en 1981 por el Ayuntamiento, en el sitio donde el fuego llegara al continente americano, pero que con motivo de la reciente remodelación a la macroplaza, fué removida, junto con la que donó Colombia al Pueblo de México, con motivo del embarque, en el mismo sitio, del fuego de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, de Cartagena de Indias en el 2006. ¡Ojala! no vayan a parar al «fierro viejo». Es lamentable que las autoridades actuales, desaparescan la memoria histórica-deportiva del Puerto que sería orgullo en muchos lados.

  2. Adriana permalink
    26 enero 2014 0:50

    El nombre del atleta que encendio el fuego en la piramide de la Luna es. Miguel Sanchez Garcia originario del Estado de México. Actualmente recidé en Playa del Carmen, Quintana Roo.

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